miércoles, 14 de agosto de 2013

El orgasmo de Forrest Gump

Hoy reflexiono sobre mi vida como un ser humano y pienso en lo mareado que me siento ahora y cuando pienso en mareo pienso en Forrest Gump cuando toca el busto de Jenny por primer vez y tiene una eyaculación, claramente precoz ante el descubrimiento de unos senos mas el que son los senos de ella, la mujer que ama. Su eyaculación lo debilita, enmugra la toalla de la compañera de cuarto de Jenny y luego pasa un momento de ternura en un abrazo amistoso con su amada. Su amada le corresponde en amor pero aun no lo sabe.

Reflexiono tambien sobre la primer psicologa especialista que me atendió de niño, nunca la hoy decir esto pero es lo que mis padres dice que dijo de mi: "es el tercer niño que trato con capacidades intelectuales superiores y tiene como tal dos alternativas en la vida...ser un gran profesional o ser un magnifico delicuente".

Estas dos alternativas parecen no haber sido suficientes para mi y cree una tercera: Enfermarme. Fuí efectivo en ella.

Años de terapia, pocos con un terapeuta, muchos conmigo mismo y con la guía semitransparente de Dios, mientras escribo, una presión extraña que he sentido en mi cabeza desde anoche para diluirse; ¿por que se diluye? porque me concentro en algo valioso, mi escritura. Me siento fatigado y somnoliento, ambos sintomas de un sueño no reparador que bien puede ser el resultado de haberme trasnochado innecesariamente, mas mi hijo pasando en la madrugada a dormir con mi esposa y yo, mas el embotamiento que puede dar al dormir con ventanas abiertas que te curten la cabeza con aire frio durante toda la noche, pero ante todos estos elementos yo elijo creer que hay algo mas en psiquis, un acertijo escondido en un genial intelecto que busca dañarme pero que yo lo pongo en evidencia para salir, yo le pongo el deseo de que me quita la paz y que por ello debo pensar en ello para librarme de un asunto mas en la gran maleta de cosas que es mi vida pasada.

Hace un poco mas de un año me reconcilié con el niño interior, fuí a verlo al parque de Morales y allá él me vio y camino hacia mi. En una mezcla entre un adulto activo y pleno con un niño jugueton sumergido en sus juegos vino a mi para decirme, con cierto aire de reproche, "descanza, yo estoy bien, estoy aca en Morales y no necesito que me rescates, vive, sigue adelante, no tienes que rescatarme, yo estoy bien". Sus palabras aun me hacen llorar..."no tienes que rescatarme, yo estoy bien".

Estoy rompiendo moldes, estoy atacando con mi avance viejas estructuras y quebrantando con nuevas formas, yendo en un camino distinto al de los viejos paradigmas que me fueron enseñados y creo que eso me asusta, bien puede resultar, bien puede fallar. Me parece claro que en el camino entre ser el delincuente o el profesional tome el enfermo porque puede darme tiempo de pensar, el enfermo me incapacita y puede proveerme de tiempo, pero no necesito el enfermo, ya no, Smeagol le dice a Golum "puedes irte", Aragorn el Rey le dice al Montaraz puedes irte. Entre el delicuente y el profesional el enfermo es Forrest Gump mareado ante la posibilidad de la fusión completa de su adultez, de su hombría con Jenny, de su ser reproductivo en el vientre de su mujer. Forrest Gump mareado es el miedo al exito, es el temor ante el progreso hecho, es el Francisco que lloró guardando su cuadro de un pitufo, es el angustiado Francisquito que ante la aparición del vello púbico llora el envejecer y muerte de su madre. El Francisoo de hoy teme a la muerte del inmaduro, del irresponsable y del enfermo, porque daré golpes fuertes, unos serán un hit otros serán un miss y otros serán un error y un golpe en retorno, estos últimos no me gustan ni un poquito, porque no quiero ser un fracasado, no quiero fracasar y estoy consciente que no intentar no es un equivalente del fracaso, no intentar es vivir en el suplicio de la omisión. Soy el León Leonida...debo seguir rugiendo, cada vez mas fuerte, que suene mas lejos, que el enemigo tiemble y huya y que el Reino sea firme.