jueves, 25 de abril de 2013

El ápice del otro lado


Santiago de Cali, 25 de Abril de 2013

Mi hijo juega cerca de la ventana de la calle, agita sus bracitos golpeando la pared como haciendo trazos, su vida está iniciando, sus sueños, esperanzas y expectativas arrancan ahora. Es evidente que sueña, a veces se ríe solo mientras duerme y a veces llora porque sueña algo que no le agrada.

Yo por mi parte finalmente tengo un ápice de libertad y se siente enorme, mi corazón se mueve fuerte en mi pecho, parece descansado y al mismo tiempo quiere celebrar. Ayer finalmente me demostré amor, me demostré verdadera importancia y deje de castigarme con depresión y ansiedad. Mis pensamientos se enfocaron y fue el trabajador social Francisco Riaños.

Hace muchos años mi padre celestial dijo “No temas, Yo te pasaré al otro lado” y ahora empiezo a ver la orilla, veo que me acerco a ella, veo campos verdes y flores, y un rocío que sale del suelo y cubre la tierra. Veo plantas y flores, veo colores y el mundo ya no se ve gris. Tiene los colores de mi pueblo, tiene el color del amor y la nube negra y purpura ya no está sobre el cielo. Delante de mi hay campos donde el sol no está cubierto y ya no parece que entiendo en parte sino que mis pisadas vuelven a ser las de Francisco y no las del principito, ya no parece Peter Pan, ahora parece el hijo que encuentra respuestas. Ahora el papel se ve cercano, cercano para darme autoridad.

El pueblo no tendrá un reciclaje de mí, no tendrán en mí el inconcluso, seré para ellos quien debo ser, quien fui diseñado para ser.

Gracias Papá, gracias Papá, gracias Papá por pasar tu mano sobre mí, por tomarme en medio de ella y apretarme al punto del quebranto.

Esto es felicidad. Tengo el rostro cubierto de lágrimas, miro el teclado mientras escribo porque no logro alzar la mirada. Mi espalda esta doblada, inclinada ante el Dios de mi salvación.

Me llena el amor hacia mí que me ha liberado, mi alma me ha abrazado, mis brazos ya sin púas rodean mi ser y me dicen que puedo reír. Las costras del abandono caen mientras mis lágrimas me enjuagan, la luz de mis ojos, el niño abandonado es encontrado y puede morir y vivir en el jardín de mi amor, donde ya nunca estará solo...y este, es solo el inicio, empieza la vida.

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